El uso seguro y responsable de la información y contenidos no van dirigidos solo a los hijos.
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Una formación preventiva eficaz va más allá de la simple información, ya que esta por sí sola no cambia actitudes ni comportamientos. Muchos adultos tienen la idea de que es poco lo que pueden hacer en el tema de las redes sociales.
No obstante, hacer preguntas interesantes, generar reflexiones inteligentes, motivar a buscar información bien documentada y contar historias reales, forman parte de hablar sobre este tema que nos compete a todos, no solo a los hijos.
Es habitual que los hijos tengan mayor conocimiento de ciertas herramientas o aplicaciones de Internet que los padres, pero no es cierto que los jóvenes nazcan conociendo a la perfección cómo se manejan, y todo lo que tiene que ver con las Tecnologías de la información y la comunicación (mejor conocidas como TIC), porque son “nativos digitales”.
Navegar exitosamente en Internet exige un aprendizaje continuo, una constante alfabetización digital. Adultos y niños necesitan aprender en un proceso que puede ser de doble vía.
Para esto es preciso crear un buen clima de confianza y respeto mutuo compartiendo conocimientos y conversaciones abiertas, informadas, sin alarmas exageradas, que no solo insistan en los peligros sino en cómo enfrentarlos y minimizarlos sin tener que cortar con la red. Se trata de compartir nuestras posturas como adultos para mostrarles que es posible tener hábitos saludables que hagan que el encuentro con esta tecnología sea una experiencia segura, educativa y divertida.
Las Claves facilitan este objetivo
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Enfocarse en las cosas concretas que no caigan en la retórica y en largos discursos, es una manera práctica para hablar de valores con los jóvenes de hoy. Esto les hace más sentido y los conduce a ordenar su pensamiento y analizar otros puntos de vista diferentes a los suyos o a los de sus pares.
Un punto importante es ver juntos las ventajas y desventajas, los pros y contras. Igualmente, conversar sobre los hábitos digitales. Conocer cómo y para qué tanto padres como hijos lo usan, cuanto tiempo le dedican, qué prioridad le dan sobre otras actividades y qué tan balanceadas realmente están siendo sus relaciones virtuales comparadas con lo que se establecen en la vida cotidiana.
Con frecuencia los niños y jóvenes se quejan de que sus papás, literalmente, no se “despegan” de WhatsApp, Instagram, Snapchat, mensajes de texto y video- juegos; en consecuencia, tienen poco tiempo para compartir con ellos.
El uso seguro y responsable de la información, los contenidos, los contactos, lo que se publica, la decisión oportuna de poner los limites cuando sea necesario, defender la privacidad y mantener altos estándares de buen trato son también temas importantes, que no van dirigidos solo a nuestros hijos.
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